CIC Colectivo La silla

CIC Colectivo La silla
Chile

jueves, 29 de octubre de 2009

IHOSVANY HERNÁNDEZ -CUBA

En la caverna cuyo nombre será Altamira
una mano sin cara traza la curva
de un lomo de bisonte.
JORGE LUIS BORGES



EN PLENA JAURÍA


tímida
la mano coloca el cerco donde
caerás
en busca de sustento. No hay salvación en esta tierra que el fuego
consume levemente y se hace cuita entre los cielos advenedizos. No hay paz,
animal atrapado por el error de huir hacia el cerco
cuando otras comitivas se afanan en la caza.
Ante la lanza que el hombre dispone para su primera estocada
serás mortal
y sin embargo:
aquí tendrás tu eternidad.



INICIACIÓN DE LA PALABRA


veo el cuerpo diezmado en este templo que me edifico.
La rutina es el espacio jugando a persistir
entre la sábana y el café que inicia el día.
Hablo de amor cuando sin advertir la última propuesta.
Hallo la calma cuando el silencio recobra su esplendor
en este tractus que el mañana impone,
sortilegio de conocer otra historia que avizoro
sobre el gobelino desdibujado con nombre de ciudad
en donde rostros
emergen de la lluvia
con un cómplice ademán de sarcasmo.

No es la ingratitud lo que nos salva
ni el creciente fervor por el ídolo del sueño
enmascarado en el portarretrato.
Aquí habita un hombre conspicuo
a la hora de la partida.
todo reino anuncia sus fantasmas/ fantasías
medianoche de desvelos
salpicando lo que queda abocetado
de ciudad.

Veo el cuerpo dibujado:
un bisonte que inició el viaje y que hoy
apresuro en otra caverna.
Rehago el dibujo al estilo de Miró.
Difícil me ha sido repetir la historia.
Son otras las dádivas que asoman
desde la pared con eco de bestia,
caricias que el ido viajero no repetirá
y yo lamo
en la advertencia de esta necesidad de ser escuchado,
de querer salvar todo argumento
ponerlo ante los paseantes,
esos que no perciben el rumor,
el vaho de la bestia sin guarida,
el hombre que escribe las actas de un pasado elocuente,
de un principio inhabitado
en el instante en que llega mi mano y traza otra curva, otra flecha
otra paradoja traslúcida,
celestial.

Ay de este escriba macilento
que tiende a trocar el rumor que baña a Altamira
de líneas y salvaje voz,
visión de ir numerando cada acta en donde el anochecer
comenzará por ser alma descreída/ febril
alma dispuesta a perpetuar el grito del hombre/
del escriba/ del poeta
de este que insta al pecado
para echarse junto al animal y arrancarle los símbolos,
sólo los símbolos
que lo hacen mortal
en este otro lenguaje
que aquí pugna por ser nave
y se hace lumbre
en tanta oquedad sostenida
y lacerante.



PRETEXTO DEL ANIMAL


llevo años sin pensar,
sólo te dibujo en mi absorto aislamiento
avizorando
la necesidad de otra mano cuando
todo depende ciertamente de ti
y desconoces
del rito que nos unirá
al trazar la curva insolente que tu cuerpo
impone en cada estancia
como un aullido ahogándose en mis ojos,
como un perfecto estado donde aunar la lírica
a esa voz que me turba hasta la mudez
razones inequívocas que dicen/ ilusamente
profetizar los siglos por venir
el pan que tendremos para salvarnos
antes que otra religión
instaure un anónimo ídolo semejante al nuestro,
idéntico a ti,
pretexto que exploro por el vórtice de estos años
sin diálogo
salvándome en la rutina del dibujo
del enmascaramiento
del juego de vestir otra piel
como si fuéramos animal sin caza/
caza sin acechador.



LO QUE INQUIETA ES EL PUENTE


nadie consigue acercarse a la bestia/ el vaho
requiebra toda armonía interna.
Lo que inquieta es el puente que lía las ciudades,
llegar hasta aquí
y reconocer el duelo sostenido entre las palabras y el graffiti/ sueño
un universo perdido entre las piedras/ muros
descifrando lo que antaño tuvimos por cena/ agua
dialogando sobre el tímido gesto que se hace cuita y prevalece
en toda estancia que los siglos recorren.
El gesto del tiempo nos hunde,
¿acaso para dejarnos inertes
ante la angustia que la palabra engendra?
Qué manida suerte se nos impone a esta hora
en que el dibujo convence
de que el inicio
es ese cuento sin final
prevaleciendo en las fronteras.



LOS SÍMBOLOS QUE LA NOSTALGIA AVIZORA


los descuidados signos que el adolescente en Bretaña dotó a la pared
no coincidieron exactamente con los que en el colegio mexicano
Ricardo grabó en un apuro endemoniado
para que todos los que concurrieran en fila al urinario supieran
que sus flechas irían por siempre clavadas a una tal Rebeca
que no acertaron a adivinar cual de las de aquel año era: Rebeca Díaz/ Rebeca García/ Rosa Rebeca Beltrán.

Años más tarde
otra mano dibujaba en aquellas paredes nombres y flechas
porque los anteriores habían sido borrados con cal...

En Londres o en Sonora
las incógnitas huellas de un amor primario eran calificadas de irreverentes.
Mundana urbe que en las letrinas
desahogan sus miserias creyendo entregar las almas.

Constantemente los del XX como los del XXI
se aferran al ejercicio de dibujar en los muros.
Constantemente yo pienso
ensimismado en el lomo del animal prehistórico
porqué no hubo una flecha cuajada de rosas y perfume matinal
para la dama, la primera, que permitió introducir el fuego en la caverna.
¿Quizá fue aquel corazón impreciso que
por olvido
no tuvo iniciales?

De alguna forma
los nombres del antepasado cuelgan desde esta ventana
abierta a esa ciudad que tiene de Europa y de América
y en donde la lluvia ha venido a salpicar mi nostalgia
acaso porque no me atrevo a garabatear la casa con nombres
labrando un único lenguaje donde se diga:

la suerte que aquí crece
tiene de cuerpo domesticado,
de ensueño y arrogancia,
voraz imagen de ir asumiendo la falta con impía libertad.

¿Habrá que ser adolescente o prehistórico para abrir de símbolos esta pared donde creo que te reclinas para observarme,
donde asumo que la bondad se aferra a mentir
entre muros
sobre muros
en sitios que el otoño ya torna sagrados
y me hace cómplice de tanto lenguaje tardío?,
lengua que dice
ser bisonte y bestia y hombre petrificado
en cada estocada
que el tiempo empuña
desde toda estación ignorada
y que hoy rehago para apresarte.



Ihosvany Hernández González (Ciudad de la Habana, Cuba, 1974), fue escritor de programas dramáticos de la emisora nacional Radio Progreso, así como de la productora Radio Arte. Mientras escribía para la radio, fue estudiante de la Universidad de la Habana, intentando licenciarse en Historia de Cuba. Abandonó sus estudios para dedicarse por completo a escribir para la radio, hasta que en el 2004 salió definitivamente del país. Desde entonces reside en la ciudad de Montreal, en donde continúa escribiendo narrativa y poesía.
En el 2008 obtuvo el premio de reseña literaria de Azafrán y Cinabrio ediciones (México) por el trabajo: “Boitel: entre la noche y la palabra”, sobre el poemario No llames en la noche, del poeta cubano Luis Manuel Pérez-Boitel.
En ese mismo año 2008, fue finalista del premio Jiménez Campaña (categoría del premio internacional Artífice de relato corto y poesía, Granada, España) con el poemario: “Un sitio para este otoño”.
En el 2006 fue también finalista del premio internacional de poesía Desiderio Macías Silva (México), por el poemario: “Días despavoridos como ciervos”.
En el 2005 obtuvo el segundo premio, de la categoría cuento, en el evento Tendiendo Puentes convocado por la Universidad de Toronto (Canadá), por el relato: “Salón Sahara”, que aparece publicado en la antología The political participation of Latin Americans in Canada (Jorge Ginieniewcicz & Daniel Schugurensky, editores. OISE/UT, 2006).
Ha colaborado para varias revistas digitales como “La zorra y el cuervo”, “Decir del Agua”, “Remolinos”, “Letralia”, entre otras. Es miembro de la organización Remes, y de Poetas del mundo.
Web: La parada de los Mangos

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