CIC Colectivo La silla

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Chile

jueves, 25 de diciembre de 2008

Roy Dávatoc - Perú

Poemas varios


2


No salgas a la calle; decías,

afuera los niños se anuncian con sangre

y me romperían el vientre a patadas.

Las arterias de Lima no se encienden como en la sierra

y tú lo sabes, madre;

debo aprender a sembrar las miserias de la muerte

para no comer de mi padre sobre la tarde.

Extraña manera de saborear la vida

en Lima,

he aprendido a traer las guerras entre dientes

mientras clavan de rodillas a los hombres

a la vuelta de una amarilla calle.



7

A plantar en esta tierra no volveré;

porque han sido arrancado de ella mis pasos

y Lima me ha dejado sedentario.

A quien le quede algo de árbol o de mar en su mano

que regrese de la urbe

porque aquí se añora la sangre que nutre la plaza.

Que venga, que llegue,

que convoque sus fantasmas y sus ejércitos,

que hable de patria o de muerte

sin que nos ejecuten por la nuca.

Que pida consejos a este o al otro Dios

y en su nombre o en el nombre de los hombres

libre batallas inútiles.

Pero que vuelva pronto,

que me asesine e incendie este poema,

y vuelva empezar

sobre las cenizas de lo que no debe morir.



Si fuera un puño.


Si fuera un puño violento

te haría pedazos.

Luego polvo.

Polvo fino.

Entonces te ausentarás.

Te irás de mis manos,

y te dejaré ir.

Serás sólo la ausencia envolvente,

asfixiante e imperceptible.

Te transpiraré y te respiraré;

y vivirás en mí;

doliente e inexorable;

inevitable.

Entonces;

colgaré mis fuerzas y mi violencia,

y sólo viviré donde existas;

cerca de mi escondite,

en esta asfixia que llora y gime,

porque si me resisto,

aunque no quiera,

yo también me volveré polvo:

polvo fino.



Conversación


-Hace mis 50 años atrás-

(Que no te sorprenda si soy aquel viejo

que jugaba a volar mariposas

al pie del árbol de tu casa)

La muerte no cabe en mi

aunque huelo a ella siempre;

aunque sea ese pájaro salvaje

que le gusta jugar con mis ojos…

la muerte no cabe en mi.

La muerte tampoco cabe en ti;

porque tienes más luz que el cielo

y más fuerza que el mar….

la muerte no cabe en ti.

-un niño camina de rodillas

y le reza a un árbol atravesado

por una bala perdida-

(La muerte se ha olvidado

de levantarse temprano

y se ha olvidado de cantar)

Nota: Ése niño y ése anciano soy yo.



Dos


A la misma que nombro

hoy la sostengo desde el balcón

con el borde de mis labios;

la siento áspera,

con humor de madera;

y ha perdido el perfume;

ese aroma salvaje

que la hace libre.

Mi lengua la acaricia

y la devuelve,

la posa sobre mi mano,

esa palma ajada

que tiene su rostro.

Mis ojos se compadecen

porque algo en mi vive

cuando la veo vibrar

por los besos que le da el viento.

I.-

Lo que no sé,

es hasta dónde llegar

con éste poema,

ahora que la sensación

ha invadido

mis buenas intenciones,

ahora-solo-,

cuando me descubro en la mitad de mis caminos

y veo perdidas las horas,

las largas horas inacabadas de mi vida.



III.-


Hijos del mundo,

sumen su vida y no su muerte

en los días de otoño;

cuando su mano dormida

bloquee la sombra

antes de morir su esperanza.

Es sólo un paso

éste acento sin armas,

es sólo una cuerda

sin gemidos de odio

cuando abrace el silencio.

Hijos del mundo,

no afilen sus palabras

ni asalten la noche para llorar;

ofrezcan sus brazos a la libertad

y añadan su experiencia de vida

antes de empuñar la soledad



Dulce Soledad.


Noche;

tu boca tiene prisioneras

todas mis formas de amarla,

todos mis sueños de carey,

toda su geometría traslúcida

cubriendo de estaciones la pared.

Noche;

aquí al filo de mi mesa

dame un sedante su olor,

-una mezcla de rosas y nardos-

para que el otoño

no sea violentado en un minuto;

para que mi sangre

sea continuamente instantánea;

para que su nombre sea el mío

y nuestro pedazo de pan

siempre la canción más pura

y su mundo eternamente plano..



Inverosímil.


Lo romántico y lo patético

es que te amo cuando nos embriagamos,

amo la lujuria que desatas antes de amanecer,

amo el vacío que llenas en mi cama,

el silencio que rompes de mi alcoba

y la voz que le das a mi almohada.

Amo

-y sin mentirte-

las frases huecas de despedidas

que ahora extraño y no supe festejar.



Veinte.


Huir en otra piel

y abismarte entre las sombras

no cubrirán tus alas

ni abrirá el sendero en tus cabellos;

pero sucede

que si dejas a merced tus instintos

para poseer y sentirte poseída;

tu cuerpo caerá en mi demencia

y se agitará en guerras.

Entonces,

te cuidado

con la nube en tu cabeza

que te arropa con sábanas rosas.




Biografía:

Roy Dávatoc, seudónimo de Roiser David Dávila Atoche (Jaén-Perú, 1981). Actualmente reside en la ciudad de Lima.

Estudia la carrera de Administración de empresas en la universidad nacional Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta” .

Forma parte de la fundación cultural “Laberintos” en Colombia y es miembro del grupo literario “Puka Yuraq” en Perú.

Algunos de sus poemas y textos han sido publicados en las revistas literarias como: “Remolinos” de Perú; “El quirófano” de Ecuador,”Poeta” de Argentina, “Antropofagia” de Colombia, “Letras” de España; así como también tiene participación en la revista “Atanor” de España; y el centro cultural “El túnel” de Pamplona-Colombia y algunos blogs que usan algunos poetas para la difusión del arte.

También se hace presente a través del la difusión televisiva “Arte y Cultura” que dirige la poeta española Antonia Pérez García

Publica este 2009 su poemario: Confesiones para Raziel; con la editorial alternativa OREM; de la ciudad de Trujillo-Perú.

Para contactos con el escritor.

roy.davatoc@gmail.com

www.roydavatoc.blogspot.com

1 comentario:

JJ Domínguez dijo...

Enhorabuena por el blog. Me gustaría hacerte una recomendación para tus poetas del globo. Fijo la imagen en España. Te aconsejo leer y escuchar la obra de Rafael Sarmentero, autor de obras tan capitales como Autoindefinido:

http://qualid.es/?id_pre=38